Monoplio Ferrari
G.P. Bahrein
Alonso acaba 10º, tal y como salió, tras una carrera gris en la que fue embestido por Hamilton en la primera vuelta y dañó su alerón trasero. Massa gana y vuelve a sonreír tras sorprender ambos Ferrari a un Kubica que se conforma con subir al tercer escalón del podio.

Briatore y los suyos ya miran a Montmeló, el deseado maná. Es una esperanza, un clavo ardiendo al que aferrarse durante estas próximas y largas tres semanas. Se anuncian muchos cambios, nuevo pack aerodinámico, piezas como el estabilizador de masas... muchos ruidos de campanas, pero teniendo en cuenta que el resto de equipos también va a pulir sus monoplazas unas décimas, posiblemente el tremendo avance que se prevé en Renault convierta en paso de enano el anunciado paso de gigante.
Y es que en esta tercera prueba, igual que en las dos primeras, el coche estaba a más de segundo y medio por vuelta de los de delante. Los de delante ahora no son dos escuderías, sino tres, con la incorporación de BMW, y esto no sería tan malo si Renault encabezase el pelotón de los 'menos buenos'... pero es que Toyota, Williams y Red Bull están bastante por delante de los galos. Mala cosa.
Así las cosas, la carrera de Bahrein fue un poco lo esperado, aderezado por un par de perlas, principalmente había expectación por saber hasta donde iba a llegar Kubica desde la pole. Y la verdad es que el polaco más simpático de la parrilla perdió la sonrisa por momentos cuando no arrancó del todo bien al sentir como le derrapaban las ruedas traseras en la salida y ver como Felipe Massa le pasaba con facilidad. La mueca de desagrado se tornó en espanto cuando un poco más tarde Kimi hacía lo propio beneficiándose de que las ruedas del BMW habían pasado por encima de algo de aceite y trozos de fibra de algún monoplaza, perdiendo tracción

Poco tardó Webber en pasar a "Magic", que nunca antes de ahora había faltado a este apelativo tanto como en esta ocasión. El de Red Bull, equipado con motor Ferrari, puso pronto tierra de por medio, y el calvario del español se centró en una lucha a brazo partido con el Toyota de Timo Glock. Lucha desigual si medimos ambos propulsores (Trulli hizo sexto), que acabó con el noveno puesto del alemán de la escudería nipona y a un desesperado Fernando Alonso luchando con el Honda de Rubens Barrichello -casi no se puede caer más bajo- por conservar una décima plaza que no valía absolutamente nada. Después de muchos grandes premios, desde Hungría en 2006, Fernando Alonso acaba fuera de los puntos. Día triste, para olvidar, para el español.
Por delante tampoco hubo demasiada historia. Y no la hubo porque esta vez, para variar, Felipe Massa no cometió errores. Hizo una carrera correcta, sin alharacas, sin las bravuconadas habituales, sin demostraciones absurdas de poderío, y fue recompensado con sus diez primeros puntos en el Mundial y con su sexta victoria, la primera que consigue sin salir desde la pole.
También decepcionó algo Kimi Raikkonen. En su línea, rápido y frío, el finés nunca tuvo opciones reales de pasar a su compañero de equipo en ninguno de los dos repostajes y optó, con su frialdad habitual, casi gélida, a embolsarse los ocho puntos de la segunda plaza para auparse en el liderato del Mundial... vamos, lo mismo que no hizo Massa en Malasia, cuando siendo segundo sin problemas tiró la carrera por la borda. Ésa es la diferencia.
Ninguna sorpresa relevante a lo largo de la carrera, con los BMW cumplidores, Trulli siguiendo la buena dinámica de Toyota, Kovalainen rodando fuerte con su McLaren y Webber y Rosberg recogiendo las migajas de los grandes. Sin embargo, lo que si llamó la atención, fue el decimosegundo puesto final de Giancarlo Fisichella. Pero quizá no fue eso, sino la cantidad de vueltas que defendió su posición antes del primer repostaje con Lewis Hamilton. Bravo por el italiano y por Force India.

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